¿Quién podría atreverse, en nuestra literatura actual, con semejante historia? (José Fernández Cavia. Cuadernos del Sur. Córdoba. 2-7-1992) Antonio Soler ya adelantaba en esta novela corta, La noche, algunas de las dotes de gran escritor que confirmó con El camino de los ingleses. […] Una estupenda novela, que no renuncia a cargar, en ocasiones, las tintas puesto que hay muertes, violencia, gentes del circo, enanos, sexo, celos, amores, odios, pero en todo momento está controlada la prosa –de un finísimo lirismo en buena parte de sus páginas-, y que muestra que Antonio Soler es un escritor que sabe muy bien lo que se trae entre manos y que pone al día, con voz propia y original, una cierta tradición española tremendista, que en ningún momento se le va de las manos. (Javier Goñi. Canarias 7. 8-6-2005) El lector de esta novela tiene ya el anuncio del mejor Antonio Soler, ése que alumbró a los ojos de todos con Las bailarinas muertas: un estilo veteado de lo onírico, con especial dominio de la imagen visual, con cuadros de una plasticidad enorme. (José María Pozuelo Yvancos. ABC. 11-6-2005)
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